domingo, 14 de marzo de 2010
El Palancar, Cáceres.
Claustro del convento
Sala capitular/refectorio.
En 1558, año de la muerte del Emperador Carlos en Yuste, al mismo tiempo que su hijo Felipe II acariciaba la idea de levantar el monasterio más grande del mundo, San Pedro de Alcántara erigía en San Pedro de Acim (Cáceres) el convento más pequeño del que se tiene noticia.
El Palancar –el conventito- no es un eremitorio ni una ermita. Es un convento de 72 metros cuadrados con todas sus atribuciones. Tiene claustro –en el que no caben más de dos monjes de pie-, celdas, cocina, refectorio, sala capitular e iglesia. Todo en unas proporciones mínimas, de juguete, encantadoras.
Conversando con el fraile, oculto entre las columnas.
Aspecto de la construcción neoclásica, erigida en torno a la antigua
En el siglo XVIII, los frailes franciscanos –alcantarinos- construyeron un convento mayor alrededor, pero sin tocar la estructura del original, objeto de culto. Aunque de ciertas proporciones, en el nuevo edificio, de corte neoclásico, todavía se adivina la voluntad de pequeñez, de modestia, de sencillez.
Entrada al convento de El Palancar (s. XVI)